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viernes, 12 de junio de 2009

En un minuto de nuestras vidas (I)

En 1 minuto veo dos anuncios de televisión, en 1 minuto me lavo las manos, en 1 minuto me peino...

...en 1 minuto han nacido 264 bebés y han muerto 115 personas, con lo que ya somos 149 personas más en el mundo. En total, ahora mismo, seremos unos 6.772.33?.???...

...en 1 minuto 10 personas han muerto de hambre en el mundo. Ahora habrán 273.750.000 personas hambrientas en el mundo y 180.000.000 de niños con bajo peso. ..

...en 1 minuto se han gastado 64.617 dolares en dietas solo en Estados Unidos que, al cambio de ahora mismo son 45.878,07 euros. Este año se han producido 2.335.351.125 toneladas de alimento, repartido entre los algo mas de 6.772.330.000 millones de habitantes del planeta, cálculemos con 6.772.400.000 para ser pesimistas, nos tocan 0,34483361 toneladas por personas en lo que llevamos de año y estamos en junio. 0,34483361 toneladas son 344,83361 kilos. Si llevamos unos 180 días en el año supone 1,916 kilos por persona y dia, haciendo cálculos a la baja...

...en 1 minuto se han consumido 8 billones de litros de agua...

...en 1 minuto hay 315 personas más que no tienen acceso al agua potable...

...en 1 minuto han muerto 10 personas a causa de beber agua contaminada. Este año y en este momento en el que lo estoy escribiendo, se habrán consumido 1.866.??? billones de litros de agua

Este post lo habrás leido en aproximadamente 1 minuto.

Fuente: http://www.worldometers.info/es/

jueves, 11 de junio de 2009

Se me pasó el arroz

Yo, de mayor, quiero ser hacker y entrar en los sistemas ajenos como "Blackhold":

http://www.elpais.com/articulo/portada/cine/amaba/mujeres/hacker/elpeputec/20090611elpcibpor_2/Tes

Lo malo es que en contra tengo que ya soy mayor, a los cuatro años no tuve un comodore ni nada similar, y quizás, mi cabeza no diese para ser hacker.

Para los que han leido "Los hombres que no amaban a las mujeres"

martes, 9 de junio de 2009

Un relato corto: Reflexiones de mi vida

La angustia se renueva de vez en cuando, no sé como y no importa qué esté haciendo. Una angustia nada borrosa. Es la realidad de mi vida.

Lo que recuerdo y me hace daño, y lo que no puedo recordar y también me hace daño, no por el contenido si no por la sensación de que la vida se va dejando atrás.

También lo que recuerdo con regocijo, mirando a un tiempo que ya no volverá por no haber existido nunca, solo un recuerdo que morirá tras mi marcha.

No puedo ni quiero dejar de mover los pies, dando pasos sin cesar a un final cierto y claro, en el que ninguna preocupación tendrá ya sentido.

Echo la vista atrás y veo tantas cosas que he dejado por el camino, pedacitos de mi se han ido desgajando como los pétalos de una rosa marchita. Mientras, me he ido renovando con nuevas ideas, conceptos y sentimientos que han entrado en mi ser, creando una nueva esencia caduca al instante siguiente.

Yo no te llamé, angustia. Vete libre cuando quieras. Se que no es tu última visita.

Dejo marchar la angustia, libre, sin dejar huella. Vapor en el aire que se difumina.

jueves, 4 de junio de 2009

Un pequeño relato sin título

A saltos miraba las páginas del libro yendo adelante y atrás, sintiendo una enorme presión en el estómago. No podía ser, era imposible estar leyendo cada detalle de tu vida, hasta las cosas más olvidadas. A saltos retrocedía de mi juventud a mi infancia, de mi infancia a mi madurez. Me sentía en una jaula observado por un ser supremo que escribía cada línea del libro que tenía entre las manos sin dejar de sentir un vértigo enorme. Mis dedos temblaban y estaba seguro que de ponerme de pie caería como un fardo inerme sin que mis piernas pudiesen sostenerme.

De repente pensé en la posibilidad obvia: si ese libro contenía toda mi vida, en el estaría escrito mi futuro y el momento de mi muerte. Aún más sentí el latido de mi corazón en la sien y más fuerte se hizo la sensación de que el tiempo a mi alrededor se detenía mientras el mío propio se aceleraba. La posibilidad de avanzar más allá me llenaba de pánico, pero no podía evitar ir pasando las hojas. Alcé la vista a mi alrededor y vi como la bibliotecaria acarreaba unos libros para colocarlos en un estante cercano. Volví mi vista al libro, leí el inicio del día, salté unas páginas y encontré el momento en el que alargué la mano para cogerle. Recuerdo sin saber por qué alargué la mano para coger un libro.


De la actual página a la siguiente sería como saltar del inmediato pasado al futuro. No quería, pero me resultaba del todo imposible no pasar la página. Mis dedos temblaban aún más y... me encontré con una página en blanco. La siguiente estaba en blanco también. Todas las páginas estaban en blanco, no había nada más escrito. Quedaba como un tercio del libro con las páginas en blanco.

Sentía nauseas, vértigo, temblores en mis piernas. Me daba la sensación de estar hecho de flan, que me disolvería cayendo como masa flácida por los bordes de la silla.

Levanté la cabeza, vi a la bibliotecaria, los mismos libros entre sus brazos, el mismo gesto para ir a colocar uno...

Salí de allí rápidamente, no miré a nadie. Avanzaba como andando en un túnel donde solo se veía la salida al final de él. Apenas me sostenía, me costó girar el pomo de la puerta. Quería respirar el aire de la calle, llenar mis pulmones, que el aire entrase y la experiencia de lo vivido fuese desalojada de mi cuerpo.

Creo que estar leyendo "Los hombres que no amaban a las mujeres" ha provocado este brote de delirio.
Y ya que estamos, se lo dedico a mi amigo Joaq...ko.