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sábado, 27 de febrero de 2010

La quietud

..adentro hay quietud, tranquilidad, que protege de actitudes irreflexivas, y afuera penetración, que hace posible la evolución y el progreso.

I Ching,El libro de las mutaciones,  extraído del hexagrama Chien

No sé si tú eres de esos que tienen que recurrentemente buscar su posición, su centro, su punto de tranquilidad. A mí me pasa: recurrentemente tengo que estar analizando mis actitudes con el mundo para ver que es  lo que hago que me hace daño; que interpretación del mundo tengo que deshechar para estar tranquilo y en mi ser.

Nos preocuparnos por cosas nimias o, simplemente, nos preocupamos. Algunas personas fuimos criadas en la preocupación, en la sensación de que el mundo es un sitio lleno de incertidumbres que solo conducen a un desastre cierto cuando, ésto, solo ocurre pocas veces. Ésta es una de esas interpretaciones del mundo a las que me refería: pensar que te van a echar del trabajo cuando (a pesar de la actual crisis que vivimos) no hay nada que induzca a suponer que vaya a ser así. Pon tú tu propio miedo, mejor, se positivo y piensa en aquellos miedos que has tenido muchas veces y no se han cumplido.Ya, aquí me puedes decir que en tu caso tus miedos se han cumplido. Pero, ¿se han cumplido por que eran miedos reales y tenía que ocurrir así o bien tu propio miedo te ha llevado a actuar de forma irreflexiva y te ha conducido a hacerlo realidad? Un ejemplo puede ser el hombre celoso que termina abandonado por su pareja. Los celos son fruto del miedo y la inseguridad y fácilmente pueden hacer que nos abandone la mujer amada.

Muchas veces nuestros problemas son inventados, perseguimos cosas que no nos hacen falta o no tanta como creemos y sentimos una gran frustración al no obtenerlas. Podemos buscar prestigio, medrar en nuestra carrera profesional, ser respetados, ganar más dinero, etc. No digo que estas cosas no sean importantes en cierto grado, pero la preocupación por obtener esas cosas, la energía que tenemos que emplear y la frustración que sentimos si no las obtenemos nos pueden hacer sentir exhaustos, frustrados, incomprendidos, profundamente desilusionados y en guerra con el mundo.

En esos momentos más nos valdría obtener nuestro momento de quietud, parar el pensamiento en la sensación de que estamos aquí, vivos, que todavía nos queda por disfrutar, que alguna cosa tenemos fuera de las que no hemos obtenido y nos ha causado tanta frustración. Y en ese momento de quietud quizás nos demos cuenta obtenemos más aprecio de los demás siendo nosotros mismos y expresando nuestros deseos que corriendo continuamente a contentar los deseos de los demás para que nos aprecien.

El prestigio laboral es otra de esas cosas que nos puede consumir. Yo intento contentarme con mi actividad, buscar el disfrute en lo que hago. Siempre te tienes que vender un poco en la empresa y no tiene que dar vergüenza cuando has hecho algo bien no dejar que otro se atribuya el mérito. Si no, con facilidad nos veremos rodeados de buitres que van a por la carroña en que nos convertimos para ellos y solo produciremos méritos que los buitres se llevarán. En este caso el que va a medrar es el buitre y no se lo merece. Pero volviendo al disfrute de nuestra tarea, ese es un bien que podemos obtener sin más, lo tenemos ahí, mientras que el ascenso profesional es algo que se nos escapa en gran medida. Es mejor coger algo que tenemos a nuestro alcance que desvivirnos por algo que no sabemos si conseguiremos, cuando y en qué condiciones. Además, si disfrutas con tú tarea eso se apreciará y seguro que algo positivo más te traerá. Solo hay que tener la calma suficiente para esperar, pero mientras ya has obtenido tu recompensa.

Esta entrada daría para más, pero hay que hacer otras cosas. Ahí os dejo.

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