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sábado, 31 de diciembre de 2011

Otro año que nos deja, otro que viene: feliz año.

Un pensamiento para terminar el año:

Ante la muerte todo se queda pequeño. Pero en especial las ambiciones, los odios y los rencores, las estúpidas vanidades. Nos deja desnudos, andando contracorriente, completamente ridículos.

No sabría explicar lo que quiero decir, intento no rebuscar las palabras. Respirar hondo y mirar lo que tenemos al lado y no pretender ir más allá, disfrutar el momento y consumir la vida a sorbos, sin perder el tiempo en estupideces, buscando aquello que nos hace falta: compartir momentos, sentir la brisa del aire en un día de verano  o el día que quieras, pero sentir que formamos parte de esa tierra a la que al final vamos a terminar.

No termino de explicarlo, pero presiento que si uno vive de verdad, la muerte se esfuma como un sueño al despertarse, y el día que venga ya estaremos preparados para marchar.

2 comentarios:

  1. Es cierto, ante la muerte todo lo demás carece de importancia. Es más, resulta estúpido. Algunos sólo nos damos cuenta cuándo nos toca de cerca.
    Lo has mostrado muy bien en tu reflexión.Debe haber mucho trabajo tras una mente tan centrada para sentir lo que expresas.
    Gracias de corazón por compartirlo,,

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    Respuestas
    1. De nada, no cuesta nada compartirlo y escribirlo, en parte, es una necesidad.

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