Quizás no sea la piedra más bonita que Dios arrojó a la playa, pero soy yo y, cuando las olas del mar se retiran, brillo al sol como ninguna otra.
A veces pienso que he cometido la última estupidez, pero sé que vendrán otras. Alguna vez he pensado que no volvería a sonreír y volví a hacerlo. Sé que si pienso en que jamás volveré a arrepentirme por algo que haya hecho, me acordaré de ello el día que nuevamente me esté arrepintiendo.
Y mientras las olas del mar me bañen, lloraré y reiré y así seguiré mientras sea yo.
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