Las cosas suceden rápido, sin dejar poso. El alma se mantiene inmaculada recordando que la mejor época es la infancia. Siempre vuelvo sobre mis pasos con nostalgia y esperanza de volver a esa época dorada donde todo es posible, donde el alma apenas magullada lo aguanta todo.
Si el tiempo pasa rápido, y el universo entero no puede confabularse para darnos gusto, será el flujo de unas corrientes anónimas y sin conciencia, un sincronismo que se va perdiendo, un flujo que lentamente se agota.
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